Saqué la bella imagen de aquí.
La palabra que todos usaban antes de que llegara el 2015, para describir a este año, probablemente era: electoral. Año electoral, con todo lo que eso conlleva en un país como el nuestro. Actividades proselitistas (incluyendo la típica campaña anticipada, aunque esa haya iniciado casi el día después de Otto Pérez Molina tomara posesión, por así decirlo), personas acarreadas de una actividad a otra, manipulación, discursos falaces, conflictos entre candidatos, violencia... Las mismas personas que desde hace años han tratado de llegar al poder. Y aquel dicho de "caras van, caras vienen" adaptado a los "partidos políticos". Nada nuevo.
Pero aquí estamos. A poco más de cuatro meses y medio de haber iniciado el año. El tercio del 2015 que ha transcurrido sin duda sirve para ejemplificar que no todo es cómo lo pintan. Y en este día, más que llamarlo "año electoral", yo lo llamaría "año del despertar". Lo que ha pasado en estos meses en Guatemala, bien podría inspirar el guión de series o de alguna película caracterizada por los dramáticos giros.
Y es que en cuestión de semanas presenciamos la persecución de funcionarios, la caída libre del partido oficialista, los arrebatos, abusos y shows del partido puntero en las encuestas; la renuncia de la vicepresidenta, la elección de un vicepresidente con un pasado y presente para nada idóneos, la renuncia del ministro del MEM, las acusaciones de unos partidos a otros por casos de abusos, las peleas entre simpatizantes y detractores, las incongruencias del presidente, etc. Pero más que mencionar las tantas cosas malas que han podrido y pudren el sistema guatemalteco, es mejor acatar esa popular sugerencia de verle el lado positivo a las cosas. ¡Y vaya lado positivo el que tienen!
Empezando por las masivas manifestaciones pacíficas de la capital, y las marchas y manifestaciones al interior de la República. Que demuestran la unidad de una gran parte de la población -representando los intereses comunes- en contra de la corrupción. Una sólida muestra de ciudadanía, de interés y de amor hacia la patria. Por otro lado hay que señalar los resultados que estos movimientos han tenido, puesto que el mérito de la renuncia de Baldetti se lo llevan los guatemaltecos. Pero no es este el único logro, sino también el hecho de haber dejado por un lado el temor de salir a las calles y manifestar, el haber logrado manifestaciones puras y de los ciudadanos, eso es algo importante de reconocer.
Y cómo no mencionar el protagonismo de la juventud. Para todos aquellos que veían a unos jóvenes dormidos, pasivos y desinteresados; no hay prueba más contundente que los grandes contingentes universitarios y juveniles participantes de estos movimientos. Pero claro que la juventud va guiada, y es aquí donde juegan un papel importante todos los adultos que tienen en la mira el dejar un mejor país para las futuras generaciones y crear un cambio, apoyados en el resto de la población.
Unidad, cambio, despertar. Tres palabras importantes. Y el trasfondo de las tres se sintetiza en la palabra: "conciencia". Aquel que diga que los guatemaltecos ignoran las condiciones en las que está sumergido el país, está muy equivocado. Realmente creo que esta conciencia se ha ido gestando desde hace tiempo atrás. Lo que es bueno, porque significa que todo lo que está sucediendo con la ciudadanía no es una simple llamarada.
Los guatemaltecos están claros de qué es lo que quieren, más claros que nunca. No más corrupción, la renuncia de OPM, demandan cuentas a los funcionarios, un cambio sustancial en el sistema y en la forma de hacer política en el país, reformas a la LEPP, más investigación por parte de la CICIG y el MP, y que sea realmente a los guatemaltecos honestos y trabajadores a quienes les toque escoger el rumbo del país y tomar las riendas de este. Y no cualquier/a pseudo-político/a.
Con estos párrafos doy la introducción a la Guatemala del 2015. Digo la introducción porque en poco más de un tercio de año transcurrido, y a algunos meses de poder cambiar la historia y el curso de Guatemala, aún queda mucho por ver y muchísimo por hacer.
Que sea pues, la conciencia la que nos guíe en todo. Que sea la conciencia el motor de este despertar y el origen del cambio verdadero, un cambio para el bien de todos.
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